El perfil racial ocurre. Ocurre dentro de una sala de clase, en el supermercado y en las calles. Y a aquellos a quien les sucede, verdaderamente les duele. Aquí hay cinco historias.
Chelsea Kiki
Con su esposo en el volante, y el olor de un nuevo aromatizante de carro que venia del arbolito que colgaba en su carro, Chelsea Kiki y su esposo manejaban tranquilamente por la carretera.
Chelsea Kiki, de 25 años, mide 5 pies y 6 pulgadas de altura y es afroamericana. Ella es de San Francisco y recauda fondos para la Fundación de la Caridad de Arizona.
Kiki y su esposo iban en camino a Phoenix. Ella sabía que iban al límite de velocidad con sus cinturones de seguridad puestos. Estaba sorprendida cuando un oficial los detuvo. “Le dijeron a mi esposo que se saliera del carro y se lo llevaron a la patrulla”, comentó.
Kiki se sentó y observó desde el carro, y su enojo empezó a incrementar mientras la policía requisaba a su esposo en busca de armas o drogas. “Le preguntaron si tenía alguna cosa ilegal que estuviera llevando para algún lugar, y que, si sí tenía algo, ellos lo tenían que saber inmediatamente” mencionó Kiki. “(La policía) supuso que cargábamos algo ilegal”.
Su esposo después le dijo el porqué los pararon. “Al parecer, es un peligro tener un aromatizante (colgando) en el retrovisor de nuestro carro”. Los aromatizantes no pueden ser más de 3 pulgadas de ancho y 5 pulgadas de largo. Les dijeron que lo quitaran o si no los pararían de nuevo.
“Estaba enojada porque esa no era la primera vez que algo así sucedía, y la verdad, esta situación no es nada inusual”, comentó.
“No podía hacer nada al respeto porque no tenía la información del policía. Se supone que es un caso pequeño en comparación con los casos mayores que están ocurriendo” manifestó, “sabes, como ser racialmente perfilado y posiblemente asesinado. Cuando comparas eso a un incidente por un aromatizante, es un caso tan pequeño y sin tanta importancia”.
Derwin Brian Begay
Derwin Brian Begay, coordinador y empleado de Arizona Assurance, es un nativo americano con cabello largo y negro y de tez morena. El recuerda ser perfilado cuando estaba de viaje con su familia en Ringo Colorado.
“Estaba manejando con mi familia al lado de todos los otros carros. Estaba un policía al pie de la colina”, relató.
“Había varios carros que estaban entrando y saliendo. Mi carro es negro con ventanas polarizadas. No iba a exceso de velocidad ni nada cuando la policía decidió pararme y revisar mi identificación de seguro y registración”.
“Les pregunté por qué me estaban parando y no me daban una respuesta concreta. Les pregunté si mi luz estaba quebrada o si iba a exceso de velocidad”.
Begay dijo que la policía solo vino a su carro porque las ventanas estaban polarizadas. Dijo que estaba confundido en cuanto al porqué lo pararon, cuando había varios carros con las ventanas polarizadas.
Como empleado de la Universidad de Arizona, Begay va a la librería frecuentemente, donde “un día, un anglo-americano le preguntó que si estaba en el lugar correcto” manifestó.
“La manera en la cual me preguntó me hizo sentir como si no perteneciera allí”.
Begay comenzó a cuestionarse por qué le preguntarían eso. “¿Tenía que ver con mi manera de vestir? Habían otros estudiantes entrando y a ellos nunca les preguntaron si estaban en el lugar correcto”, mencionó Begay.
Para Begay, cuando el perfil racial sucede, automáticamente se da cuenta que no es bienvenido.
“Existe una percepción sobre mí, generada en la mentalidad del público, a través de imágenes, suposiciones, información incorrecta y gente que no se da cuenta de sí misma y que son ignorantes”, comentó. “También, me ha hecho darme cuenta que soy una parte de la sociedad. Es decir que aún estoy aquí y no voy a ningún lado. Nuestra cultura aún está prosperando”.
Begay comentó que trata de no enfocarse en el perfil porque ocurre todo el tiempo. “Me persiguen cuando voy por los pasillos de las tiendas al norte de la ciudad. La gente hace comentarios despectivos, como Chief, o respecto a mi collar torques y joyas que llevo. Voy a un lugar público y la gente hace esos comentarios”.
Josephine Uong
Josephine Uong es una asiática americana de descendencia vietnamita. Nació en Houston y fue criada en Phoenix. Es estudiante de tercer año de la Universidad de Arizona, especializándose en Bioquímica y en Biología Molecular y Celular.
Recuerda ser racialmente perfilada cuando era más joven.
“Estaba en la primaria, que era una escuela de K-8, y era la única vietnamita allí. Nadie sabía quiénes eran las personas de Vietnam, por lo tanto, se referían a mi como china o japonesa”, manifestó. “Solían decirme apodos hirientes que yo no quería recordar o simplemente los dejaba pasar”.
“Sentía como si me estuvieran haciendo bullying y aislándome, porque nadie más sabía lo que estaba sucediendo en ese tiempo”.
Uong dijo que no fue hasta que llego al sexto grado que comenzó a aceptar su propia etnicidad. “Les decía que no era china ni japonesa, que era vietnamita”.
Mohamed Thamer Altekraati
Mohamed Thamer Altekraati, de 22 años, nació en Irak. Él va a la Universidad de Arizona y estudia ingeniera eléctrica. Altekraati recuerda ser perfilado por un oficial hace dos meses.
“Estaba manejando como a las 10 de la noche con mi novia en el asiento del pasajero. No iba a exceso de velocidad ni nada, el límite de velocidad era 45 mph”, relató “traía puesto un Copi tradicional (sombrero/gorro) que usan los del medio oriente. La policía me detuvo y me dijo que me saliera del carro y me pregunto si podían ver mi licencia. Me pregunto si estaba aquí ilegalmente y me pidió un comprobante de mi residencia”.
Sorprendido con lo que oía, preguntó cuál era el problema, pero el oficial se negó a contestarle. Altekraati estaba irritado y enojado por lo que sucedía ante él. “Estaban examinando mi carro para ver si había tenía algo mal. Estaban haciendo todo eso por lo que traía puesto (vestimenta). Pensaban que era un terrorista”, explicó. “Me estaban asociando con la propaganda árabe y eso me molestó”. Él dijo que la policía lo mando de regreso a su casa para conseguir el comprobante de su visa, lo cual le tomó 30 minutos.
Cristina Piceno
Nacida en Yuma y criada en una ciudad pequeña fronteriza llamada San Luis, Cristina Piceno es una mexicana americana que trabaja en In and Out Burger.
Piceno recuerda ser perfilada cuando primero llego a la universidad. “Tenía un consejero que era mayor que yo. Era un profesor y estaba sorprendido del hecho que hablaba tan bien el inglés siendo mexicana”, manifestó, “La gente supone que hablo español porque soy mexicana”.
Piceno dijo que el incidente la hizo sentir menospreciada y un poco sorprendida que personas como él, con educación, puedan decir algo así. Esa no fue la única vez en la que fue perfilada. “Uno de mis compañeros de trabajo me llamo Pocahontas porque soy más morena que un mexicano”, comentó, “solo me reí y lo corregí diciendo que Pocahontas era nativa americana y que yo era mexicana”.
“Molesta un poco y es sorprendente que tan ignorante puede ser la gente” exclamó, “como no están informados lo suficientemente”.
El perfil racial ocurre. Ocurre dentro de una sala de clase, en el supermercado y en las calles. Y a aquellos a quien les sucede, verdaderamente les duele. Aquí hay cinco historias.
Fatuma Shiwoko es una reportera para Arizona Sonora News, un servicio de la Facultad de Periodismo con la Universidad de Arizona. La puede contactar en [email protected]