Los niños en el sur de Arizona tienen más probabilidades de vivir en la pobreza que en cualquier otro lugar en el estado.
Esta discrepancia tiene consecuencias extensas más allá de simplemente una mala infancia y es la razón principal por la que Arizona tiene la sexta peor tasa de pobreza en el país. Esto es a pesar del hecho de que, en todo el estado, la tasa de pobreza en la mayoría de las áreas metropolitanas está disminuyendo.
Un estudio longitudinal de 15 años publicado por la Universidad de Cornell a finales de 2016 demostró que los niños criados en la pobreza eran propensos a una serie de aflicciones psicológicas, impulsado por el estrés y el ambiente, a la larga afectando sus vidas adultas.
La tasa de pobreza de Tucson se ha nivelado a 25 por ciento en los últimos tres años, lo que genera posibles efectos a largo plazo. El estudio de Cornell, escrito por Gary Evans, un profesor de ecología humana y en los departamentos de diseño y análisis ambiental, halló cierta investigación que apoya la noción, que los niños nacidos en la pobreza tienen dificultades por delante. Él recalcó la necesidad de proporcionar la ayuda adecuada y localizada antes que el problema se vuelva incontrolable.
“Una de las cosas que sabemos muy bien del desarrollo de la ciencia, es que es mucho más eficaz prevenir el problema que intervenir cuando ya está sucediendo”, señaló Evans. El estudio afirma que casi el 40 por ciento de los menores criados en la pobreza tendrán ingresos similares a los de sus padres, y muchos desarrollarán niveles más altos de estrés crónico, así como comportamiento agresivo y antisocial.
Según la investigación de Evans sobre cómo ponerle un fin al problema, la implementación de un plan de prevención eficaz debería ser una prioridad principal para Tucson.
“En lugar de intentar de contrarrestar o proteger al niño que ya ha pasado por esa experiencia (la pobreza), deberíamos intentar evitarla o reducirla en primer lugar”, mencionó Evans.
Para hacer que esto se vuelva realidad, Evans enfatizó el impacto y el papel de los programas tanto a nivel local como nivel nacional que buscan aliviar la carga.
“Los programas que funcionan mejor son polifacéticos”, manifestó Evans, “Entonces en lugar de tener como objetivo solo una cosa, digamos solo la vivienda, o mejores escuelas, están viendo las cosas de manera global, intentando encargarse de estos diversos factores de riesgo asociados con la pobreza”.
Uno de esos programas en el sur de Arizona es Our Family (Nuestra Familia, en español), cuyo objetivo es ayudar a las personas salir de la pobreza, principalmente a través de oportunidades de vivienda asequibles y empleos.
Melissa Benjamin, la directora del programa de los servicios para jóvenes y familias sin hogar de Our Family, dijo que a pesar de la ayuda que esta organización puede proporcionar a las familias que están en riesgo, aún no es suficiente.
“Por experiencia propia”, mencionó Benjamin, “con lo que vemos en el trabajo todos los días, no creo que haya mejorado la situación para las familias específicamente aquí”.
La experiencia de ella no es una anomalía.
“El condado de Pima tiene uno de los niveles más altos de pobreza en Arizona”, comentó Benjamin, “y una de las tasas más altas de personas sin hogar per cápita en el estado. Entonces en ese sentido, tenemos un poco de trabajo que hacer”.
Mientras que las tasas de pobreza han permanecido como un factor de preocupación en Arizona en los últimos años, en comparación con el resto de la nación, otras ciudades han dado pasos notorios, mientras que Tucson continúa sin mucho progreso. Esto no predice nada bueno para las agencias locales con exceso de trabajo y con pocos fondos que intentan ayudar a las familias en pobreza.
Agencias como estas son la única red de seguridad para las familias que viven al límite de la pobreza.
“Tenemos tantas familias en nuestra comunidad que están a solo un evento devastador de quedarse sin hogar y en la pobreza”, manifestó Benjamin. “Ser despedido del trabajo, una emergencia médica. Necesitamos más recursos para poder hacer algo al respecto”.
Según el Censo de los Estados Unidos, la tasa de pobreza de Phoenix en 2015 fue de 16.2 por ciento, una caída de su marca de 17.2 del año anterior. Flagstaff estaba cerca a la tasa de Tucson, de 24.2 por ciento. Éste cayó de 24.9 por ciento en 2014. El promedio del estado de 18.2 por ciento en 2014 cayó a 17.4 por ciento en 2015. La tasa nacional oscila alrededor de 15 por ciento.
Pero, ¿cuál es exactamente el efecto de la pobreza infantil en la estructura económica general de nuestro país, y por qué le debería importar a las personas que no viven en esta situación? La respuesta es el papel que toma la pobreza a medida que pasa de generación a generación.
“Lo que la mayoría de los estadounidenses no saben”, señaló Evans, “es que los Estados Unidos tiene la menor movilidad social de cualquier democracia occidental moderna. Si se observa la a correlación entre los ingresos de tu padre cuando eras un niño, y tus ingresos como adulto, esa correlación, en los Estados Unidos, es la más alta en el mundo occidental moderno”.
Evans señaló que la pobreza causa una serie de grandes problemas de salud, es decir, el estrés crónico y reducción de la capacidad de memoria, así como el desempeño cognitivo. Los niños que crecen en la pobreza tienden a quedarse atrapados en las dificultades de estos efectos adversos asociados con su crianza, con pocas oportunidades de liberarse, sin el apoyo adecuado.
Cerca de 1 de cada 3 Tucsonianos menores de 18 vive en la pobreza (34.9 por ciento). Flagstaff, el segundo peor en cuestiones de la pobreza infantil en el estado, solo tiene una tasa de pobreza de 25.7 por ciento con personas menores de 18 años. Tucson no solo tiene una de las tasas de pobreza más altas del estado, si no también tiene una tasa aún peor para los menores (niños).
“Hay una profunda creencia en la cultura estadounidense, de que uno necesita ponerse las pilas para salir a delante,” recalcó Evans. “La idea es si uno trabaja duro y obedece las normas, uno puede ascender a clase media. Aunque tenemos esta firme creencia de que todos podemos tener esta movilidad ascendente, los hechos no revelan eso”.
Brian Meyer, un profesor asociado de sociología de la Universidad de Arizona, creó el Taller de Pobreza en Tucson (Poverty in Tucson Field Workshop, en inglés), una investigación científica dirigida por estudiantes que examinan las consecuencias directas de la pobreza en Tucson.
Él manifestó, que “(Los datos) básicamente nos dice que los niños que crecen en el Condado de Pima en comparación con el promedio nacional tienden a ganar un poco más de $ 3,000 menos para cuando se vuelven adultos”.
Según Mayer, el condado de Maricopa tiene una mejor clasificación que el promedio nacional, mientras que Coconino, a pesar tener una posición menor que el promedio, sigue siendo mejor que Pima.
Para Mayer, el problema específico del condado de Pima y Tucson son las oportunidades deficientes en cuanto a la educación, mezcladas con la vivienda asequible limitada y bajos salarios.
En una escala económica más amplia, la tasa de pobreza alta desvía a los negocios potenciales y la expansión comercial en el área. La única manera para eliminar la pobreza es si se implementan mejores empleos y oportunidades económicas, para que la movilidad social llegue a Tucson, pero como señala Mayer, ¿por qué lo harían?
El problema se deriva de la oportunidad económica y social disponible en el condado de Pima.
“Por ejemplo, si comparas lo que ganan los jóvenes profesionales en Tucson con Phoenix, es el resultado es significativamente menor”, adhirió Mayer.
¿De dónde viene esa diferencia? Como Evans señaló anteriormente, el ingreso del menor viene a reflejar el del padre más adelante en la vida. La naturaleza cíclica del problema es evidente. Si no se hace algo al respecto, las generaciones seguirán viviendo en la miseria, en última instancia, escribiendo el guion para sus hijos y nietos.
“Creo que la gente no se da cuenta que literalmente tenemos a niños que están durmiendo en nuestras calles y viviendo dentro de vehículos”, dijo Benjamin.
Evans cree que la enseñanza adquirida gracias a la Seguridad Social (Social Security en inglés) puede ser una posible solución a la situación actual.
“Antes de la Seguridad Social, el grupo en los Estados Unidos con las mayores tasas de pobreza eran los ancianos, y como sociedad decidimos que eso era inaceptable”, informó Evans.
También explicó que, a través de la Seguridad Social, la esperanza de vida para los ancianos subió, la calidad de vida mejoró y los resultados principales respecto a la salud comenzaron a mejorar.
Evans manifiesta que la respuesta para erradicar la pobreza infantil está en ese modelo, porque después de que se implementó la Seguridad Social, la sociedad demostró que “de hecho hay algo que se puede hacer – se pueden disminuir los factores de riesgo”.
Daniel Burkart es un reportero para Arizona Sonora News, un servicio de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Arizona. Lo puede contactar en [email protected]
Traducido por: Joane Willey