Los lamidos y sobados de barriga del perro quizá sean buenos para tu salud.
Investigadores de Arizona están estudiando la conexión biológica entre los humanos y los perros que puede compartirse a través de la saliva, la piel y hasta las heces.
Los científicos en la Universidad de Arizona desarrollaron la Iniciativa de Investigación de Interacción entre Humano y Animal (HAIRI, por sus siglas en inglés) para estudiar el enlace de salud entre humanos y animales.
“Hemos notado que la interacción entre humano y no humano es algo que sucede alrededor de todos nosotros, todo el tiempo”, dijo Netzin Steklis, un profesor de Estudios Familiares y Desarrollo Humano en la Universidad de Arizona y co-fundador de HAIRI.
Especialistas en el comportamiento animal Netzin Steklis y Dieter Steklis estudian la relación entre humanos y simios, y su objetivo es trasladar su conocimiento a otras relaciones entre animal y humano. La pareja son dueños de Orion, un perro Labrador de 8 años de edad que es más como miembro de la familia que una mascota.
“Es un pasatiempo humano peculiar, pasar el tiempo con animales”, dijo Dieter, profesor de psicología y antropología en la Universidad de Arizona. “Bajo circunstancias naturales, esto es algo que hemos hecho por miles de años. Es una relación mutua”.
Esta relación es la base de la investigación de HAIRI sobre “Perros como Probióticos”. Establecido en octubre, HAIRI ha reunido investigadores de alrededor de la Universidad de Arizona y de Arizona, y su investigación sobre los perros es su primer iniciativa.
Este estudio ha sido en parte inspirado por la reciente investigación en la Universidad de Colorado Boulder en el 2013, donde un estudio demostró que las parejas casadas comparten más “microbiota” con su perro que con uno al otro.
La bacteria beneficiaria en la piel y en el tracto gastrointestinal ayuda a prevenir inflamación y otras bacterias que causan enfermedades. El estudio dedujo no sólo que las personas comparten este microbioma por cohabitar en el medio ambiente, sino que sus perros en realidad comparten más de esta bacteria del intestino con ellos que otros humanos.
“Sabemos que los niños en el oeste que son criados con animales, particularmente con los perros, demuestran menos enfermedades autoinmunes”, dijo Kim Kelly, una estudiante de doctorado de antropología médica en la Universidad de Arizona y coordinadora del programa HAIRI. “Eso significa que algo está sucediendo. ¿Cómo evolucionaron los humanos con los perros y qué significa eso para nuestra relación con los perros hoy en día?”
En colaboración con la Sociedad Humanitaria del sur de Arizona (Humane Society of Southern Arizona), HAIRI unirá a adultos mayores en Arizona con perros de albergue, y durante tres meses su salud será monitoreada y comparada examinando la saliva, la piel, y muestras de
“Esperamos ver una correlación entre microbios positivos que sean transmitidos del perro hacia el humano”, dijo Kelly.
El estudio está en fase de reclutamiento actualmente, y los investigadores están en busca de voluntarios de Arizona mayores de 50 años de edad que no hayan sido dueños de un perro en los últimos seis meses. Ellos serán evaluados y acoplados con un perro de la Sociedad Humanitaria, la cual proporcionará cuidado veterinario, comida, y entrenamiento por la duración del estudio. Al final del estudio, tendrán la opción de adoptar al perro con el que fueron acoplados.
Charles Raison, el investigador principal del estudio, se enfoca en la inflamación y el desarrollo subsecuente de la depresión. Es posible que sus estudios neurobiológicos encuentren una conexión a la salud mental, en agregación con los beneficios de salud física en ser dueño de un perro.
“Siempre me ha sorprendido cuantas enfermedades y trastornos están relacionadas con los procesos inflamatorios en conexión al sistema inmunológico”, dijo Dieter. “Si tener un perro realmente doma su sistema inmunológico, que es lo que parece hacer, entonces los ancianos que tienen un perro pueden tener un menor riesgo de desarrollar una enfermedad depresiva”.
“Si los perros pueden ayudar con eso,” dijo Netzin, “ese es un vínculo de salud significativo.”
Netzin y Dieter Steklis predicen que nuevos cursos sobre las relaciones entre el animal y el humano serán enseñados en las universidades, nuevas carreras se harán disponibles para los investigadores, y posibles aplicaciones comerciales se proporcionarán hacia la relación entre las personas y sus mascotas.
“Aunque Arizona esté repleto de terapia asistida por los animales”, dijo Netzin, “no hay dicho instituto en este estado ni en esta región. Entonces existe una necesidad clara. Esto alimenta nuestra ‘animalidad’, que se refiere a este interés, esta curiosidad, este amor que tenemos (por los animales)”.
La recopilación de datos se espera completar para el final de agosto, y HAIRI actualmente está en la fase de desarrollo del estudio sobre la “animalidad” así como la terapia equina para niños con autismo, lo cual los calma y los centra a través de montar a caballo. La lista de temas de investigación de HAIRI sigue creciendo mientras hacen preguntas y forman conexiones con otros interesados en esta nueva área de estudio.
“Por mucho tiempo parecía ser un área de estudio científico no legítimo”, Netzin dijo.
“Ahora ha logrado la legitimidad. Se ha ingresado hacia la ciencia predominante”. HAIRI no está solo en la investigación de perros en Arizona. El Instituto Traslacional de Investigación Genómica (TGen, por sus siglas en inglés), en Phoenix, se dirige a trasladar los descubrimientos genómicos sobre los perros para beneficiar a ambos los humanos y los caninos.
El programa de la Salud y el Rendimiento Canino (Program for Canine Health & Performance) por medio de TGen busca descubrir el enlace genético canino en el cáncer, la sordera, la inflamación y trastornos de movimiento entre otros padecimientos que atacan a ambas especies.
La investigación canina de TGen es única a Arizona, y la investigación llevándose a cabo en comparación con la salud humana es relativamente una nueva empresa, según Victoria Zismann, una investigadora fundamental para el Consorcio del Cáncer Canino Hereditario (Canine Hereditary Cancer Consortium) de TGen.
Zismann examina el melanoma en los perros, y espera trasladar su conocimiento adquirido sobre la progresión de un perro con cáncer a los humanos. La mayor parte del melanoma que ocurre entre los caninos es oral, en un área no expuesta al sol. Esto varía de los casos del melanoma humano, el cual se deriva principalmente de la exposición al sol. Zismann cree que usando el melanoma canino como un modelo de estudio proveerá perspectivas para el melanoma mucoso humano, un cáncer relativamente raro que recibe menos atención.
“Con todos los avances en la ciencia durante los últimos 10 años en la elaboración de perfil genómico, podemos ver todo el genoma de un organismo a la vez”, dijo Zismann.
“Estamos viendo algunas de las mismas mutaciones, los mismos acontecimientos entre nosotros y los caninos, algo que nunca hemos podido hacer con la tecnología previa”.
Los perros son uno de los pocos animales que desarrollan cánceres de forma natural, parecida a los cánceres espontáneos que ocurren entre los humanos. Como los humanos y los caninos generalmente comparten un ambiente, TGen espera encontrar el enlace entre los cánceres, que pueden ser más prominentes de lo que se había pensado inicialmente.
“¿Responderán los perros igual a los mismos tratamientos para el cáncer que los humanos?” se pregunta Zismann. “¿Podríamos aprender cosas que a lo mejor podemos trasladar a los humanos?”
Debido a que los perros tienen un ciclo de vida más corto que los humanos, ellos tienen un ciclo de enfermedad comprimido que es más fácil de estudiar durante un periodo de tiempo más corto. De acuerdo con TGen, un ejemplo de la investigación de la enfermedad humana puede requerir 4,000 muestras, pero un estudio paralelo de perros puede requerir tan sólo 30 muestras.
Las muestras son recopiladas de oficinas veterinarias de perros diagnosticados con cáncer, sin importar la raza. Los investigadores también recolectan muestras de control de perros sanos, particularmente perros de raza pura que han llevado su predisposición genética por miles de años.
“Tienes mayor probabilidad de encontrar una predisposición en algo que es menos complejo que en un humano”, dijo Zismann.
El programa de la Salud y el Rendimiento Canino actualmente también está investigando otras áreas de la salud de los perros, lo que incluye el trastorno obsesivo compulsivo o la fibrosis pulmonar intersticial en los perros Terrier, la sordera y la salud auditiva, y las predisposiciones neurológicas caninas.
“Los dueños de perros han sido las personas más abiertas y solidarias con las que he trabajado”, dijo Zismann. “Si su perro se enferma, son estupendos en encontrar la mejor ayuda y en querer formar parte de nuestros estudios—para poder ayudar a otros perros también”.
Traducido por Esmeralda Ceceña/Editado por Natasha Moushegian
Kalli Ricka Wolf es una reportera para Arizona Sonora News, un servicio de la Escuela de Periodismo en la Universidad de Arizona. Comuniquese con ella por correo electronico [email protected].
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