El agua da vueltas y borbotea al pie de un álamo imponente, sus hojas reflectantes brillan en el viento. Los árboles sedientos se alinean en las orillas del río San Pedro, que fluyen sin represas desde su nacimiento en el norte de México hasta su confluencia con el Río Gila cerca de Winkelman, Arizona.
El arroyo sereno y poco profundo la mayor parte del año, puede transformarse rápidamente a una torrente creciente durante las tormentas eléctricas del desierto. Este año, el índice más elevado de precipitaciones causó que el Río San Pedro se inundara varias veces.
Junto con el agua preciosa, las tormentas del verano trajeron algunos intrusos indeseables. Los campos ganaderos llenas de heces, y un derrame de la minería en México vertieron contaminantes tóxicos y la bacteria E. coli en la llanura de inundación que alimenta el río.
Y, a pesar de la afluencia de miles de millones de galones de agua durante una tormenta dada, los pozos artificiales siguen retirando más agua subterránea que lo que se deposita anualmente por las precipitaciones. El déficit de agua cada vez mayor causada por el sobre bombeo es la principal amenaza que enfrenta el Río San Pedro, dijo Tricia Gerrodette, presidente de la Sociedad Audubon de Huachuca.
“La principal preocupación es que [el Río San Pedro] muera como tantos otros ríos en el estado”, dijo.
La pérdida de la de San Pedro no sería agua pasada. Además de suministrar agua potable a aproximadamente 80.000 personas, el río también es el hogar de casi el 45 por ciento de las 900 especies de aves de América del Norte, según el Centro para la Diversidad Biológica.
Percances de la minería
El río San Pedro se origina en una cuenca de drenaje cerca de Cananea, Sonora, a unas 20 millas al sur de la frontera entre Estados Unidos y México. El motor económico principal de la ciudad: la minería del cobre.
La mina más grande de la zona es Buenavista del Cobre. El 18 de septiembre, las lluvias fuertes causaron un estanque de retención que contenía material de roca procesada al desbordarse, lo cual derramó agua que probablemente contenía metales pesados como el arsénico y el plomo en la cabecera del San Pedro.
Después de que las autoridades mexicanas emitieron una alerta binacional por la posible contaminación, el Departamento de Calidad Ambiental de Arizona examinaron dos ubicaciones del río cerca de la frontera para ver si se encontraban los dos tipos de metales y niveles de pH.
Las pruebas iniciales no mostraron cambios significativos en los niveles de pH ni de los metales, según Mark Shaffer, director de relaciones con los medios para el Arizona Department of Environmental Quality, (ADEQ, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, una prueba negativa no comprueba que los contaminantes no entraron al río. Las pruebas de seguimiento de las aguas superficiales, así como del suelo son necesarios, dijo Sandy Bahr, directora de Sierra Club’s Grand Canyon Chapter.
“Los metales se hunden hacia abajo en el lecho del río y allí es donde los recogen los peces y otras criaturas”, dijo Bahr.
El derrame se produjo inmediatamente después de una infracción mucho más grande en la misma mina, en agosto, se filtraron más de 10 millones de galones de ácidos mineros en un par de ríos que fluyen al sur hacia la capital del estado de Hermosillo. Multaron a la empresa propietaria de la mina, Grupo México, por 3 millones de dólares por el incidente, el cual no se presentó durante 24 horas.
A diferencia de la primera fuga, el derrame de septiembre casi no afectó al río, debido en parte a las condiciones que llevaron al derrame, dijo el holandés Nagle, presidente de servicio para los Amigos del Río San Pedro, una organización sin fines de lucro dedicada a la conservación del río.
“El [segundo] derrame ocurrió durante las inundaciones mayores, lo cual significa que cualquier cosa mala que entró en el agua habría sido barrida rápidamente y habría cubierto un área enorme “, dijo Nagle. “Así que estamos muy esperanzados de que incluso si algunos de ellos se escaparon, probablemente tendría poco impacto en nosotros”.
Auge de bacterias
A medida que el río San Pedro serpentea su camino a través del sur de Arizona, pasa por las áreas de pastoreo de ganado y otros animales. Durante las tormentas, las heces de los animales, tanto domésticos como silvestres consiguen lavarse con la corriente, lo cual causa una explosión en los niveles de E. coli.
Bahr y Gerrodette son miembros de Water Sentinels(Centinelas del Agua), un grupo que monitorea la calidad del agua del río San Pedro, entre otros.
“Desde hace tres años, nos hemos dado cuenta que las primeras lluvias de los monzones contienen una gran cantidad de E. coli”, dijo Gerrodette. “Simplemente están fuera de los estandares”.
E. coli no está restringida a la superficie del agua. El 9 de agosto, el Sierra Vista Herald informó que hasta 2.000 residentes podrían estar en riesgo después de que se encontró un pozo de agua subterránea con niveles elevados de la bacteria.
Dentro de una semana, los niveles de E. coli en el pozo estaban de vuelta a la normalidad, aunque el incidente provocó que muchos residentes de Sierra Vista compraran agua embotellada para evitar el consumo del agua de la llave que estaba contaminada.
Un déficit creciente
Mientras que la contaminación de los residuos mineros y de los animales plantean amenazas graves para la salud en el río San Pedro, los conservacionistas suelen centrarse en lo que está saliendo del río más de lo que está pasando en él.
“La preocupación principal del San Pedro es la disminución de las cantidades de agua en el río [causada por] el sobre bombeo del acuífero regional”, dijo Gerrodette.
Actualmente, las comunidades a lo largo del San Pedro bombean cerca de más mil millones de galones del agua del acuífero que lo que recibe por las lluvias. El sobre bombeo continúa, dijo Nagle, el nivel freático que apoya el San Pedro continuará bajando. Un descenso de tan sólo unos pies podría convertir el río en otro lavado polvoriento es el sur de Arizona.
Si el río llegara a secarse, sería catastrófico para el complejo ecosistema que lo mantiene. Los álamos, por ejemplo, tienen raíces poco profundas que se basan en una gran cantidad de agua todos los días, dijo Nagle.
“Si el nivel freático baja, incluso sólo 10 pies, todos los álamos mueren”, dijo Nagle. “Y si se van, toda la zona ribereña se va”.
Resolver el problema de sobregiro líquido consiste en colocar restricciones en el uso del agua, tanto público como privado, dijo Gerrodette. Ella sugiere que la ciudad de Sierra Vista imponga restricciones a las plantaciones al aire libre y de riego, y sustituir las instalaciones de césped con césped artificial.
“El río, en general, es saludable”, dijo Gerrodette. “La lucha está en asegurarse de que haya suficiente agua en el suelo para que el río San Pedro sigua siendo un ecosistema saludable”.
—
Mark Armao es un reportero de Arizona Sonora News, un servicio de la Escuela de Periodismo en la Universidad de Arizona. Contáctelo via email a [email protected]
—
Traducido por Andrea Castillo / Editado por Mariah Chloe Swickard
View San Pedro River in a larger map