La diversidad amplía la mundanalidad.
Se presenta todos los días a través de interacciones sociales con colegas, empleados de supermercado, incluso en un encuentro de 10 segundos con un extraño en el ascensor.
Los Premios de la Academia, por ejemplo, han sido un tema importante por asuntos de diversidad. En los Oscars del año pasado hubo un especifico golpe social por tener a muchas personas anglo-americanas, ya que ninguno de los actores nominados era de color.
Los favoritos de este año de los premios de la Academia reconocieron a siete actores minoritarios bajo diferentes categorías, incluyendo un récord de seis actores afroamericanos, con una persona de color nominada en cada categoría.
Los mismos problemas de diversidad existen en la fuerza laboral donde generalmente a las mujeres y a las minorías no se les da los mismos derechos. Esto pasa en ámbitos políticos, en donde los puntos de vista de los minoritarios se ignoran.
Ya sea en la fuerza laboral, en escuelas, o en la portada de revistas famosas, la diversidad a menudo sigue siendo mal entendida.
Con frecuencia, el termino diversidad transmite la connotación de raza y etnicidad, pero es mucho más que eso. La diversidad considera una amplia variedad de individuos por género, orientación sexual, estado de discapacidad, clase social, raza, etnicidad, orientación nacional, valores culturales, etc.
“La diversidad emplea la idea de que hay muchas formas diferentes de ser en el mundo, diferentes formas de pensar y creer y valorar culturas y origen”, comentó Adam Lazarewicz, un profesor de psicología de la Universidad de Arizona.
La habilidad para comprender otras perspectivas además de la de uno mismo, se puede perder cuando se es criado en un lugar donde la gente proviene del mismo origen. Cuando se es agrupado por clase social, afiliación racial, o etnicidad, puede que se pierda la diversidad.
“Obtener nuevas perspectivas que no hemos considerado antes, nos puede ayudar a enriquecernos a través de nuestras experiencias con la diversidad. Es importante para nuestra cultura porque es una parte inherente de esta”, mencionó Laura Hunter, oficial asociado de diversidad para UADiversity and Inclusion.
La diversidad fomenta los mismos derechos para todos y presenta la misma oportunidad para que todos puedan ser exitosos en el trabajo y en la sociedad.
“Queremos contratar a personas de distintos orígenes y poder trabajar eficazmente como equipo cuando estemos en lugar de trabajo. Así, asegurándonos que reciban un trato justo y que no se les juzgue por el color de su piel si no por sus posibles contribuciones”, opinó Hunter.
La demografía de EE. UU. demuestra que ya hay progreso.
“Hemos visto un cambio en la composición demográfica de los EE. UU. Incluso los puntos de vista políticos han cambiado dentro de la brecha generacional con la aceptación relativamente reciente de la comunidad LGBQT”, dijo Hunter.
Un estudio realizado por Pew Research Center en el 2015 demuestra que los milenarios son la generación mas diversa en cuanto a raza, al compararla con generaciones anteriores, un 43% de esta generación no se identifica como anglo-americano.
Los milenarios iban de entrada hacia la edad adulta cuando se legalizó el matrimonio de parejas del mismo sexo, fomentando la justicia social. A través de sus vidas, han visto muchos otros avances en el cambio social con la llegada de las redes sociales y la tecnología del internet.
“Creo que los medios como lo son las redes sociales han contribuido realmente a desafiar la diversidad. Hoy en día hay un grado de facilidad mucho más grande de comunicación, el cual proporciona un medio para salir de la burbuja”, exclamó Lazarewicz. “Te abre los ojos para poder entender más fácil las perspectivas de otras personas”.
Las generaciones más jóvenes han crecido con las tecnologías que les permite establecer comunicación con gente de todo el mundo. Cuando hay algo que una persona no sabe de otra persona, cultura o religión, solo toma unos cuantos segundos para poder encontrar una respuesta.
Sin embargo, todavía hay oposición sobre el tema.
Alexandra Mast, estudiante de tercer año de la Universidad de Arizona, es la fundadora y presidenta del club Global Citizens Society en la Universidad de Arizona. Global Citizens Society se esfuerza por promover amor dentro de la comunidad a través de un medio de educación de varias culturas.
“La mayoría del odio en el mundo deriva de la ignorancia, y si podemos erradicar esto con educación, compasión, tolerancia, y paciencia para que las personas se abran y liberen sus miedos, entonces creo que estamos cumpliendo nuestro propósito”, dijo Mast.
Ella mencionó que las personas que le tienen miedo a la diversidad son aquellas que son ignorantes respecto a lo que realmente es la diversidad.
“Es como los niños que le tienen miedo a la oscuridad. Si explicas la ciencia detrás de ello, probablemente aun le tengan miedo”, expresó Mast. “Tienen que alcanzar cierta conciencia espiritual para saber que no es algo a lo que se le debe temer”.
La mentalidad de “nosotros vs ellos” crea una actitud separada entre los grupos.
“El cambio social importa”, comentó Lazarewicz. “Nuestros cerebros están mentalmente programados para categorizar las cosas, de esta manera haciendo que categoricemos a las personas como lo hacemos con los objetos. Esto puede ser algo difícil de evitar porque fundamentalmente está estructurado de esa manera en nuestros cerebros”.
Ya que otras personas son vistas como “otros” o “aquellos”, la gente tiende a desarrollar resistencia, viéndolos de una forma separada a los demás. Los investigadores creen que la clave es hacer conexiones psicológicas para encontrar como el “otro” se relaciona con el “nosotros”, reiteró Lazarewics.
Las demografías han cambiado en EE. UU. y gracias a ello somos una sociedad cada vez más diversa”, manifestó Hunter. Para tener éxito en este mundo tienes que ser capaz de interactuar con otros que son diferentes a ti.
Mackenzie Boulter es una reportera para Arizona Sonora News, un servicio de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Arizona. La puede contactar en [email protected]
Traducido por: Carolina Padrés Quiroga